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"Un fútbol español nada navideño". Por Francisco Javier López Frías

La Navidad se concibe como un tiempo para fomentar valores positivos, de fortalecimiento de los lazos familiares y colectivos, así como de forja de esperanzas y vitalidad para el nuevo año que está por venir. Durante este periodo de vacaciones navideñas varios sucesos dentro del fútbol español han atentado directamente contra estos valores. Con ello, nos ayudarán a pensar las discutidas ideas de que los deportistas han de ser modelos a seguir y de que el deporte debe ser considerado como un instrumento pedagógico para educar moralmente a la sociedad. Estos hechos son: la pelea que aconteció en el túnel de vestuarios de El Molinón entre miembros del Sporting de Gijón y el Real Zaragoza y el feo gesto que Ángel Dí María dedicó al público del Bernabéu tras ser sustituido en el partido que enfrentó a su equipo y al Real Club Celta de Vigo.

A estos dos claros ejemplos añadiría la ausencia de fútbol en el periodo navideño. A diferencia del calendario de fútbol inglés, que concentra grandes partidos durante el periodo de vacaciones para convertir el estadio de fútbol en un lugar de reunión en el que los aficionados pueden disfrutar de sus vacaciones y acudir en familia al estadio, la Liga Española se para por completo en Navidad. Esto ha sido criticado por muchos. Si bien no se conoce claramente el origen del famoso Boxing Day inglés, las dos leyendas que lo explican lo conciben como un día de regalos y disfrute de las masas. Eso parece que pretende la Federación Inglesa con este día en el que tienden a organizarse partidos muy atractivos para el público (al igual que hace la NBA el día de Navidad en su también famoso Christmas Day): convertirse en generadora de diversión y disfrute en masa.

Bien puede ser que muchos de los motivos que explican este evento tan peculiar del fútbol inglés sean económicos. Mucha gente está de vacaciones y tiene más tiempo libre y dinero para acudir a los estadios y bares con el fin de seguir a sus equipos. Sin embargo, una de las consecuencias de este día va más allá de lo puramente económico, pues es pedagógica. El hecho de que más personas disfruten de vacaciones permite que puedan acudir al estadio con aquellos que más quieren, así, el Boxing Day se concibe como un día familiar. Lo que para unos es un día comercial (en el que explotar la marca “Premier League”) resulta ser un día perfecto para la reunión y la formación de lazos emotivos (al más puro estilo navideño). El componente pedagógico está ahí, de forma inevitable y no podemos obviarlo.

No todos los que reflexionan sobre el deporte desde la filosofía están de acuerdo con que éste deba ser un instrumento pedagógico. Por un lado, hay quienes mantienen una posición amoral que defendería que el deporte no tiene nada que ver con la formación de valores. Por otro, nos encontramos “al bando de los inmoralistas”, que de un modo más extremo afirma que el deporte contiene en sí mismo elementos inmorales que se extienden al resto de la sociedad, de modo y manera que el deporte nunca puede ser un instrumento pedagógico, sino todo lo contrario. A la vista de los acontecimientos del Bernabéu y El Molinón, parece que estos últimos están en lo correcto, el fútbol español más que fomentar valores se ha dedicado a promover contra-valores, ejemplarizando aquello que no queremos que se extienda al resto de la sociedad.

Sin embargo, tanto esta concepción pesimista y negativa del deporte, como la amoralista están erradas. También se equivocan aquellos que defienden que el deporte es una fuente de valores positivos. Éste por sí sólo no es una fuente ni de valores negativos ni positivos, es el enfoque que nosotros le damos el que promueve unos u otros. El deporte tiene unas potencialidades que nosotros hemos de saber aprovechar, y eso es un hecho. Muchos deportistas son cada vez más conscientes de esto, por ejemplo, los jugadores de Miami Heat protagonizaron una gran cantidad de actos públicos en contra de acontecimientos tan rechazables como el tiroteo en Newtown y el asesinato de Trayvon Martin.

Estas campañas son de alabar, y convierten el deporte en un lugar para la enseñanza de valores, para la educación de la gente. Es innegable que los niños copian el comportamiento de sus ídolos: los atletas de élite. Como afirmaba Valdano en una reciente entrevista, éstos son los héroes de nuestro tiempo. Un deporte mejor (más excelente) sólo es posible a través de una sociedad mejor, todos debemos ser consciente de este hecho, sobre todo, los principales protagonistas del mismo (deportistas, entrenadores, etc) como las instituciones que lo hacen posible. Por ello, es de lamentar la “navidad futbolística” que hemos tenido en nuestro país. Primero, porque ha estado protagonizada por actos totalmente condenables como los acontecidos en el Bernabéu y El Molinón. Segundo, porque nuestra federación de fútbol y nuestros clubes no han sabido aprovechar estas fechas para promover el deporte como un lugar de reunión para fomentar valores deseables para nuestra sociedad. Esperemos que aquellos de los que depende el fútbol español reflexionen sobre estas posibilidades pedagógicas y en un futuro disfrutemos de unas jornadas a final de año más acordes con el espíritu navideño.

Asociación Española de Filosofía del Deporte

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