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"El dilema de Eutifrón y la tanda de penaltis" Por José Luis Pérez Triviño

Publicado en El Mundo, 3/4/2014

¿A quién debería favorecer Dios en una tanda de penaltis? Esta es una pregunta que quizá algunos se hayan planteado viendo en el actual Mundial el desenlace de los partidos entre Chile y Brasil por un lado, y Costa Rica y Grecia por otro. No en vano muchos de los jugadores de ambos equipos parecían reclamar el favor de Dios rezándole enfervecidamente durante su lanzamiento. Pero los creyentes de uno y otro lado de la contienda merecieron desigual atención. ¿Por qué Dios se decantó por Brasil y Costa Rica, y no por Chile y Grecia?

Podría pensarse que Dios ha seguido un criterio el principio utilitarista, esto es, beneficiar o proveer mayor felicidad al mayor número de personas afectadas. En este caso y asumiendo de antemano que la mayor parte de la población prefiere que gane su selección, no habría sido una solución desencaminada favorecer a Brasil frente a Chile, pues tiene una población de casi doscientos millones de habitantes frente a los poco más de dieciséis millones de Chile. Pero no puede decirse lo mismo en el caso del otro partido ya que debería haber preferido a Grecia (11 millones) frente a Costa Rica (5 millones).

Dado que no parece probable que sea este el criterio cabría pensar que Dios ha preferido beneficiar el buen juego realizado por uno de los equipos y premiar así al que más hubiera merecido el triunfo. En este caso, parece que acertó inspirando a Keylor Navas, el portero costarricense que con su parada en el último penalti hizo ganar a su selección. Sin embargo este criterio no funciona tampoco en el caso del otro encuentro dado que según, pues según los entendidos, Chile jugó mejor que los anfitriones… salvo que Dios tenga una concepción distinta a la de los humanos acerca de lo que es jugar bien al fútbol. Pero si aceptamos que es la misma, entonces, se equivocó. Ahora bien, el criterio meritrocrático plantea otra reflexión que puede resultar más interesante como es la de la oportunidad de recurrir a los penaltis como procedimiento de desempate dado que el mérito aquí se ve supeditado a la fortuna. ¿No sería más justo recurrir como en los combates de boxeo que no acaban con un KO a un comité de expertos que decidan sobre criterios técnicos públicos y compartidos?

Pero quizá, el problema deba ser resuelto de otra manera, tal y como ya se planteó en la Grecia clásica el filósofo Platón con el famoso dilema de Eutifrón que aproximadamente dice así: Para Dios, ¿las cosas son buenas porque por naturaleza lo son y entonces las elige por eso, o éstas se convierten en buenas porque Dios así lo quiere? Aplicado este dilema al caso que nos ocupa y vista la dificultad de sostener la primera alternativa, se llegaría a la conclusión de que el equipo vencedor en los penaltis lo es porque así lo quiere Dios arbitrariamente, y no porque haya algo intrínsecamente bueno en ellos. Pero si fuera así, entonces también podríamos sustituir la tanda de penaltis (y los problemas de corazón que origina en los aficionados) por simplemente tirar una moneda al aire. El resultado sería el mismo y se evitarían daños cardíacos. En todo caso, solo en esta hipótesis de un Dios que decide por azar, tendrían sentido las pregarias de los jugadores.

José Luis Pérez Triviño es profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona) y Director de la Asociación Española de Filosofía del Deporte.

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